Me llamo Accesibilidad. Capítulo 1

Hola, amigos;

Me llamo Accesibilidad. Bonito nombre ¿verdad?. En este blog voy a contaros pequeñas cosas que me suelen suceder en mi vida diaria, especialmente cuando salgo fuera de mi casa.

Ayer fuimos a la feria del Algeciras. Era Domingo Rociero, el día más importante de la Feria de mi ciudad. Salí con mi pareja y los amigos que tenemos conjuntamente, con la intención de pasar un día agradable … y de hecho así fue. Esstuvimos bailando y tomando copitas de rebujito .., qué bueno estaba, tan fresquito, con la calor que hacía jajajaja.

Pero, de pronto me entraron ganas de hacer pipi. Después de tomar rebujitos es lo que suele pasar, ¿verdad?. Entonces le dije a un buen amigo:

– Señor Accesible, me han contado que este año hay un baño adaptado en el recinto ferial, ¿me acompañas a buscarlo?.

Y ahí  que fuimos, en busca del baño adaptado, como si de una pequeña reliquia se tratase, estábamos seguros de que lo encontraríamos.

– ¡Ahí está! – me gritó Accesibilidad, al ver el cartel que lo identificaba.

De pronto, vimos salir de ese baño, ya sabéis el de las personas con discapacidad que está reservado quien tiene movilidad reducida o problemas de movilidad, a un tipo peculiar. Digo peculiar precisamente porque no usaba silla, ni bastones, ni parecía tener dificultades al andar. Es más, salía con toda la tranquilidad.

– ¡Milagro! – dije yo – el baño adaptado te ha curado, como Clark Kent cuando entra en la cabina y se convierte en Supermán..

El chico me miró extrañado, hizo un gesto de despreocupación y se fue.

– Creo que éste sólo quería saltarse la cola. – me dijo Accesibilidad.

– ¿En serio?. No me puedo creer que haya gente así. – Contesté asombrado

Entonces nos decidimos a entrar, por suerte había una rampa … para nada. Al final de la rampa, un escalón. ¿Entonces para que la ponen? Menos mal que no uso silla de ruedas, me cuesta andar sí, y necesito un poco más de  espacio para .. bueno, ya sabéis, hacer mis cosas, pero puedo subir un escalón, aunque me temo que con una silla de ruedas no podría entrar aquí.

Primera prueba superada, con dificultad, pero superada. Ahora voy a cerrar el pestillo …

– ¿Y esto como se cierra?, con mi sensibilidad y movilidad en los dedos no hay manera.

Así que me tocó salir otra vez en busca de mi amigo.

– Señor Accesibilidad, ¿te importa sujetar la puerta?. Me temo que no voy a poder cerrar nunca este pestillo adaptado.

Pero la cosa no quedó ahí. Cuando fui a lavarme las manos, otra prueba que superar : EL GRIFO DE ROSCA. Vaya tela, con lo fáciles que son los de manivela de toda la vida. Este cuarto de baño es agotador, como una pesadilla.

Al fin conseguí hacer … mis urgencias, así que salí afuera, dándole las gracias a Accesibilidad, que ya podía dejar de sujetar la puerta.

– ¿Has visto esto? – me dijo

–  ¿El qué?

– En el cartel pone que éste es el servicio de MINUSVÁLIDOS.

– ¡¡¿MINUS… QUÉ???!! Vaya morro, y en mayúscula.  ¿Quién es minusválido? ¿Menos válidos que quién?. Ya puestos, que nos llamen tullidos como en la Edad Media. ¡qué vergüenza!

Debéis saber que el término correcto es Personas con discapacidad o Persona con diversidad funcional, ¿Tanto trabajo cuesta escribir estas tres palabritas? – no sé es una reflexión que me hago a mí misma.

Moraleja: Si no sabes hacer algo, pide ayuda. En nuestra sociedad y por suerte en nuestro pueblo somos muchas las personas y  asociaciones que podemos asesorar en materia de accesibilidad. No lo sabemos todo, claro está, pero podemos pedir a los organismos públicos que tengan en cuenta nuestras necesidades y hagan accesibles los espacios.

Autora: Juani Benítez

Deja una respuesta